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domingo, 30 de enero de 2011

Espaguetis, Annie, Mett y otras historias.

A Leto han acabado por gustarle los niños de la Calle. Ha acabado por acostumbrarse a ellos, aunque continuen con aquella manía de taparle los ojos para que no vea sus entradas secretas (y es inutil que Leto les explique una y otra vez que si algún día quiere enviar a un ejército de policías al Subterráneo lo hará con vendas en los ojos o sin ellas), aunque Annie insista en que no deben dejarle acercarse a nada mínimamente punzante (excepto tenedores, porque ya tuvo que darle de comer una vez), aunque no confíen en él y lo hallan dejado al cuidado de tres mocosos de mierda (que solo tienen dos años menos que él). Ya casi se ha acostumbrado a la jerarquía de la Calle, a la mala ventilación del Subterráneo y a no ver el cielo. (Y casi casi ha dejado de quejarse, porque cada vez que dice algo sobre ver estrellas, Annie le tira una piedra a la oreja -y Annie es conocida por su puntería- y le dice que si no pueden salir es por culpa de los de la Superficie). Ya casi se ha acostumbrado a comer espaguetis (¡Benditas sean las dotes culinarias de Dylan!) y a pasar frío.
Ha acabado por considerar normales las discusiones entre sus mocosos (porque son suyos, claro está. Le encanta verlos discutir, Annie es muy melodramática).
Ha acabado entendiendo un poco como va la cosa y porque hay pocos adultos allí, y porque Mett a veces llora por debajo de la manta (cuando cree que no lo oye nadie) y Dylan hace oídos sordos a las pullas. Porque ahora sabe que un día los adultos elegidos se van más allá, a las Profundidades y que ese es el destino de Mett (y por eso ni él ni Dylan quieren hablar del tema).
Se ha acostumbrado a los niños de la Calle, a los Abandonados, a los habitantes del Subterraneo. A la torpeza de Mett, a lo silencioso que es Dylan y a Annie. Sobretodo a Annie.
De todas maneras, hay cosas que todavía no ha visto, como cuando la chica vuelve de ver al Comandante hecha una fiera Dios sabe por qué motivos. Y cuando pregunta que qué le pasa, Mett se rie y le contesta:
-Nada. La revolución y esas cosas.

(Leto está tentado de preguntarle a Annie si tiene la regla, pero cuando ve la enorme pistola que lleva, decide que es mejor callarse)

2 comentarios:

  1. Me encanta Annie, o su puntería. Pero todo esto del subterráneo y la superficie es duro. Como lo que le toca a Mett, que no suena nada bien. Ugh.

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  2. Me parece muy dulce. Lo leí ayer y no supe que ponerte. Sigo sin saberlo. También me da mucha pena... y también me he reido.

    ¿Te entretienes haciendo sentir multipolar a la gente?

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