[También puedes llamarme Crista]

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Indefinible (que no indefinida)
Y podrías llamarlo el fin del mundo...

lunes, 13 de junio de 2011

(Visitas)

Pasan tres meses antes de que Adrien vuelva a ver a Martin. Es diciembre. La guerra estalló en julio, sus caminos se separaron un poco antes de septiembre.
Ha estado nevando, y las calles resbalan (tanto que Annie trastabilla un poquito, encaramada a los tacones negros).
"¿A dónde vamos, Annie?"
Y ella no le contesta directamente, sino que le pasa un tríptico color negro, acompañado por una mirada helada, una mirada de Ya no me llamo Annie, y lo sabes.
Adrien sujeta el tríptico entre los dedos helados. Van al teatro, pese a que a él no le gusta en absoluto. Pero claro, Annie(Susan) y Arlie(Lucie) son fanáticas. Es una tragedia. El título está escrito en otro idioma, y Adrien (quien, por cierto, ahora se llama Charles) lee el nombre de los actores. El hombre está intepretado por un tal Daniel (cuyo apellido es ininteligible, con tanta vocal), y la chica, Lydie Gluum. Ella es bastante famosa, pero él no le suena de nada.
Así que entran en el teatro los tres juntos, y cuando Adrien ya está dispuesto a echarse un sueñecito (butacas ultra-cómodas), se abre el telón y lo ve. Se ha teñido el pelo de púrpura, y las cejas también, y lleva lentillas doradas, y tiene aspecto cansado, pero es él.
Martin.
(Siempre había soñado con ser actor, claro. Y ahora, lo ha conseguido.)
Tiene la mirada tan penetrante como siempre y, cuando barre la sala con ella, lo encuentra.
(Martin es un experto).

Y cuando empieza a hablar, en un monólogo, andando flexible por el escenario, sus ojos recorriendo los rostros del público, capturándolos, quedándoselos para sí, Adrien tiene la sensación de que habla solo para él, con el alma ardiendo, con los ojos empañados, el recuerdo ardiéndole debajo de la piel, dentro de la mente, hasta la punta de los dedos.
-Te lo llevaste todo, Padre. -Le susurra Martin esa criatura que Adrien sabe que es Martin al silencio, a los espectadores, a su propia memoria, a su guerra, al guión.- Te lo llevaste todo y me dejaste como al niño que nunca supe ser, como un príncipe encerrado. Y no me quedó nada más que guerra, Padre. Nada más que guerra.

Adrien no se entera del resto de la obra. Se ha quedado ahí, anclado en la butaca, hasta que se da cuenta de que Arlie y Annie están llorando, y de que la obra ha acabado.

3 comentarios:

  1. Te juro que del sueño que tengo, no he pillado más que la mitad del texto y me he matado a entenderlo todo, pero... gracias por darle a mi cabeza algo en que pensar

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  2. Diós, lágrimas en mis ojos y un blog encontrado por casualidad. Mucho en muy pooco, emociones condensadas. Besos, te sigo.

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  3. Eres única con los finales y las guerras.

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WANNA HEAR YOU SCREAM.