[También puedes llamarme Crista]

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Y podrías llamarlo el fin del mundo...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Definitivamente, ni Clover era el prototipo de princesa en apuros, ni el café era un buen castillo encantado. (Y además Miravelle no era un dragón, ni November una bruja malvada (o bueno, un poco sí)). Pero es que Fredderik no era el heredero de un gran reino (aunque sí de un enorme imperio económico, o por lo menos de una buena parte), y Blair y Cyrus no eran sus terribles hermanos pequeños... O sí, pero eso no tiene mucho que ver. No había nada de poesía épica en aquello, salvo las casitas medievales de Plan Ô Pluit. La única dama en problemas era Charlie, el único dragón se llamaba Chef (y en realidad era cocinero) y lo más parecido a una bruja, la señora Clewerater.
No era una historia épica, pero eso no impedía que Fredderik quisiera a Clover como si lo fuera, como para matar bestias, como para levantar castillos (como para mancharse el traje), como para hacer mil y un locuras.
Pero eso no tenía por qué saberlo nadie.

2 comentarios:

  1. Me encanta. ¡Me encanta!
    Adoro a los personajes tan estúpidamente orgullosos como Fredderick :)

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  2. Bueno, aunque no sea una poesía épica suena bien, suena muy muy bien.
    Fredderick, Clover y toda la pesca... ¡Quiero más!

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